Foto de familia.

Foto de familia.
Ascensión a La Aguja Letour. Alpes franceses.

miércoles, 1 de febrero de 2006

(20060201) Arrate-Usartza-Akondia-San Pedro-Kalamua-San Román-Usartza-Arrate.

Senderos de la zona.
Bonito mar de nubes.
Haciendo amigos.
La nieve era abundante.
El frío también era abundante.
Los paisajes seguían siendo preciosos.
En la cima de Kalamua.
Vuelta a Arrate y a su Santuario.

Después de varias semanas esquivando con cualquier excusa y con menos argumentos la realización de la excursión de hoy, por fin la hemos hecho. Durante la semana nadie respiraba, ningún correo electrónico, ningún tipo de contacto, un silencio revelador.
El día anterior por la noche iniciamos las llamadas telefónicas y se escuchaban argumentos tales como: Habrá bastante barro, tendremos nieve, estará la hierba mojada, sería mejor dejar esta excursión para la primavera o el verano, etc.
En fin, no se percibía gran ambiente ni entusiasmo, pero después de varias llamadas de ida y vuelta al final todo el mundo “traga” y quedamos a las 8,30 horas en la C/ Urbieta, al lado del K.M., donde nos estará esperando Rafa con su coche. Buen detalle el suyo por aportar su vehículo.
¿Por qué en ese lugar tan poco habitual?
La explicación corresponde a la necesidad imperiosa del “Presi” de enviar por correo ese mismo día, una serie de cartas para comunicar oficialmente la convocatoria de asamblea del club que tan dignamente preside.
Sobre las 8,30 horas comenzamos a juntarnos en el punto establecido y empiezan los primeros comentarios, tales como: “Sería mejor dedicarnos a repartir nosotros mismos las cartas y luego tomar unos txakolís en la sociedad”, “Nos vamos a encontrar con mucha nieve”, etc.
Al final nos ponemos en marcha y sin mayores problemas llegamos a Arrate, dominios del eibarrés, o sea Josu. Durante el trayecto y pasado Deba nos empezamos a encontrar con la típica diferencia de nubosidad, si bien en la costa estaba despejado a primera hora, una vez pasado el valle del Kilimón la nubosidad aumenta y según subimos a Arrate la niebla se hace más espesa. Hay algún conato de rebelión que es sofocado en el mismo coche. Con bastante niebla aparcamos al lado del santuario. Comenzamos a andar y vemos que todos o casi todos están en posesión del topo guía del G.V. sobre la ruta en cuestión. Al principio no se ve gran cosa ya que las nubes están muy bajas. A medida que ascendemos el cielo comienza a despejarse y empezamos a ver los paisajes típicos del lugar. Se despeja totalmente pero vemos los fondos de los valles cubiertos con un manto de algodón.
¡Precioso!
Durante el camino confluyen varias rutas más, la nuestra PR GI 108, otra de similar recorrido, la PR GI 122 y también en algún otro punto otra como la GR 121.
Ya durante las primeras rampas del recorrido comenzamos a percatarnos que algo huele a podrido en Dinamarca. En dos o tres ocasiones nos vemos bombardeados, sin declaración previa de guerra, por varias descargas de bombas químicas, que afortunadamente y gracias a la habilidad de los afectados, conseguimos salir indemnes de las primeras oleadas, aunque sí un poco “tocados” psicológicamente. Continuamos por el camino con intención de desviarnos del circuito y subir al monte Kalamua.
Sí, ese, el mismo, el del “panorama imponentia”.
Después de varias discusiones, idas y venidas, tomamos el sendero de un pequeño torrente que nos conduzca a la ladera oeste. Llegamos a un pequeño collado y le preguntamos a una persona que estaba por allí y nos dice que no es esa ladera sino que debemos pasarla y continuar hasta la siguiente que es donde está Kalamua. Subimos, volvemos a bajar y después de encontrarnos con una estela en un llano, que es donde confluyen los caminos y hasta donde deberíamos habernos dirigido, comenzamos la subida final a Kalamua. En esta parte del camino hay bastante nieve, pero sin dificultades. Llegamos a la cima y comenzamos a observar la realidad del “panorama imponentia”. Vemos Markina, Barínaga, Ondárroa, Aoiz, Gorbea, Amboto, Udalaitz, Karakate, etc., incluso vemos la antena y el santuario de Arrate, eso sí, entre nubes. Pedro consigue ver la casa de Markina donde nació, los demás no lo vemos muy claro, pero bueno. Comemos algo en la cima, frutos secos, galletas, mandarinas, etc. Otros se “cepillan” unos “bocatas” importantes.
Comenzamos el descenso y ya llegamos a la discusión del día: La búsqueda del Punto 10.
Al final lo encontramos, aunque todavía sigue la duda de cual de los dos cruces (que están próximos) es.
Me inclino a pensar que es el cruce en el que está el refugio. Seguimos camino, llegamos hasta la ermita de San Román, continuamos por el sendero y cada vez nos encontramos con más barro (hecho utilizado, una vez más, por la oposición para criticar la excursión). Llegamos a Usartza y retomamos el camino inicial, que pasando por Akondia, Txabola Pagola, Santa Cruz, nos devuelve a la carretera y al santuario de Arrate que es donde tenemos el coche aparcado. Durante parte del camino y sobre todo al final, vuelve nuevamente la discusión sobre el Punto 10 y sobre el GPS y el desconocimiento del sistema, etc.
Dice Karmelo que, por lo menos con Juanma y el GPS deberíamos haber sabido las distancias y los metros que faltan y de esta forma no nos habríamos despistado en el famoso Punto 10. Conociendo a Karmelo y a Juanma, dudo mucho que Karmelo se haya acercado a menos de 5 metros del GPS de Juanma.
Además, lo más parecido al conocimiento de la tecnología de un GPS y de su funcionamiento, que tiene Karmelo, se remonta a la última vez que manejó un molinillo de pimienta.
Al final comemos en el restaurante Kantabria, al salir visitamos el santuario donde también se produce un nuevo ataque con armamento de destrucción masiva. Algunos pasan por debajo de la virgen de Arrate, previa indicación del eibarrés ya que dicen que es bueno para la meningitis, migrañas y un montón de cosas más que ahora no me acuerdo.
Comenzamos a andar sobre las 9,45 horas y terminamos sobre las 14,45 horas. El desnivel acumulado en ascenso ha sido de unos 850 metros e igual en descenso.