Foto de familia.

Foto de familia.
Ascensión a La Aguja Letour. Alpes franceses.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

(20101124) De Brinkola a Zumarraga por GR-120.

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Debido al frío, un poco de café antes de empezar.
Empezamos el camino.
¿Están tomando un baño o están en el comedor?
Contemplando la reforma de un antiguo caserío.
Empezamos a subir.
Mirando por el bosque por si hay suerte o "perretxikus".
Llegando a la zona de Santa Marina.
Bonita obra de jardinería.
Llegando a la zona de la ermita.
Ermita de Santa Marina.
Nos paramos un momento para el "hamaiketako".
Aunque no parezca, hacía bastante frío.
Entusiasmado pastando. !El caballo¡ ¿Eh?
Bonito sendero con un manto de hojas.
Llegando al bonito caserío de Irazola.
En un cruce de caminos.
Al fondo Zumárraga.
Con intención de volver a casa, estamos en la estación esperando al tren.
Bonito ejemplo de casa de "gnomo".
Un ejemplar de lo recogido.
La pena es que no era comestible.
Una muestra de la recolecta.
En vista que el tiempo no ha mejorado nada en los últimos quince días, estamos obligados a elegir una serie de travesías que no tengan excesivos problemas ante las posibles lluvias que nos amenazan. Esta vez optamos por la hacer la segunda etapa de la GR-120 La Ruta de los tres templos, pero a la inversa, es decir, desde Brinkola a Zumárraga.
La idea era poder llegar a Zumárraga y tener alguna opción de comer algo o de tomar algún café, ya que en Brinkola no hay absolutamente nada abierto.
Esta vez se incorporó a la excursión Gabi, que está de vacaciones y siempre le ha gustado dar vueltas por el monte. Hace tiempo también estuvo con nosotros en alguna travesía por Bianditz.
Cogimos un cercanías con destino Brinkola y el personal fue subiendo al tren en sus correspondientes estaciones.
Un poco antes de las 9 de la mañana llegamos a Brinkola y antes de comenzar a andar, Xanti nos sorprendió con un termo de café caliente, que nos vino muy bien antes de empezar.
Después de dar buena cuenta del café nos pusimos en marcha en dirección Zumárraga.
Poco a poco y atravesando la vía del tren, después pasando al lado de Mirandaola, etc., etc., llegamos a la zona de la ermita de Santa Marina, donde nos paramos unos minutos con intención de hacer un pequeño "hamaiketako".
Hacía bastante frío y no sé por qué, pero rompimos todas nuestras tradiciones de "hamaiketako", en lugar de unos pocos frutos secos y algo de fruta, comimos chorizo de pueblo, salchichón, morcilla de Corteconcepción e incluso bebimos algo de rosado.
!Un desmadre, vamos¡
Sin perder mucho tiempo nos pusimos en marcha nuevamente.
El camino está bastante bien marcado, pero como lo hicimos en sentido contrario a veces las marcas no están lo suficientemente claras, lo que unido a que ha habido cambios en las pistas forestales debido a las talas de árboles, nos confundimos en alguna ocasión, lo que nos obligó a volver por nuestros pasos. En otro momento también tuvimos que buscar el camino bajando por una ladera hasta llegar al camino actual, pero todo debido a lo indicado anteriormente.
En fin, que nos perdimos varias veces, como siempre.
De cualquier forma, si se siguen las marcas escrupulosamente no tiene que haber ningún problema.
A pesar de lo amenazante del cielo el tiempo nos respetó, e incluso hubo momentos en los que vimos el sol y además gozamos de él.
Poco a poco dejamos de lado Legazpi y después comenzamos a divisar Zumárraga. Seguimos en dirección al hospital y desde allí comenzamos a bajar al centro del pueblo.
Un poco antes de llegar a la zona baja vimos un bar que, por cierto, se llama Casa Julián, y sin pensarlo mucho nos metimos dentro con intención de comer el menú del día.
Muy amables, nos pusieron una mesa y nos dieron de comer de manera espléndida.
El menú consistió en lo siguiente:
-Revuelto de ajos tiernos y gambas.
-Filetes de ternera con patatas fritas y por otro lado, costilla de cerdo al horno, también con patatas fritas.
-Con los segundos platos nos pusieron un poco de lechuga con cebolla, que nos apetecía.
-Raciones de tartas variadas para postre y todo lo anterior perfectamente regado con rosado y tinto de la afamada bodega Arbizu.
Hay que decir que fue imprescindible la utilización de grandes dosis de gaseosa, debido a la fría temperatura de los caldos.
Para terminar tomamos un poco de café caliente y un poco de agua bendita.
Ya mucho más contentos y con un poco menos de frío, nos dirigimos a la estación con intención de coger el primer tren que nos llevase a casa.
A los pocos minutos llegó el tren y al cabo de una hora, aproximádamente, cada uno se encontraba en su estación de destino.
Hemos comenzado a andar en la estación de Brinkola a las 9 horas y terminado al lado de un restaurante, en Zumárraga, sobre las 14 horas.
Hemos empleado un tiempo efectivo de 4 horas y 5 minutos a una media de 4,2 kms./hora.
Y para "hamaiketako", fotos, descansos, etc., hemos empleado una hora aproximádamente.
La longitud total de la travesía ha sido de unos 17,5 kms.
El desnivel acumulado en ascenso ha sido de unos 455 metros y de 555 metros, en descenso.

martes, 16 de noviembre de 2010

(20101116) De Loiola a Zumarraga por GR-120.

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Vista general del santuario de Loiola.
Iniciando el camino dirección a La Antigua.
Otra vista del santuario, esta vez con bicho.
Aunque estaba muy nublado, al fondo se aprecia un poco de sol.
Buscando setas.
Buscando el sol.
Una antigua calera entre la lluvia.
Parece que ha dejado de llover y comenzamos a ver fuentes.
Bonito sendero en el bosque.
Un ejemplo de aquellas que no cogimos.
Otro ejemplo más.
Parece que quiere levantar el tiempo pero no se decide.
Teniendo en cuenta el agua que había caído desde el domingo, esto es un buen ejemplo de una bonita "erreka".
Otra fuente.
La misma fuente totalmente desbordada.
Llegando a un pequeño collado.
En un bonito sendero continuamos buscando el sol.
No nos faltaron postes indicadores.
A la vista La Antigua.
Vista desde atrás.
Entrada principal.
Vista general de Zumarraga.
Otra vista general de La Antigua.
Y seguimos buscando el sol.
Nuestros ligues de hoy.
La semana pasada teníamos previsto realizar esta travesía pero las inclemencias del tiempo nos lo impidieron. En su lugar tuvimos que realizar un paseo por asfalto, que no viene al caso.
Teniendo en cuenta la previsión de la "meteo" para toda esta semana decidimos cambiar el día y adelantarlo al martes, ya que era el mejor día de todos y encima tampoco era nada del otro mundo, ya que nos llovió un poco y vimos muy poco sol.
Cogimos el autobús de La Guipuzcoana que desde Donostia nos llevó a Loiola. Llegó con algo de retraso y pudimos comenzar a andar sobre las 9 horas.
El tiempo estaba bastante nublado pero no llovía.
!Algo es algo¡
No parecía demasiado amenazante por lo que nos pusimos en camino.
La travesía está muy bien marcada con rayas rojas y blancas de la GR-120. La mayor parte del recorrido transcurre por pistas forestales que en muchos casos están cementadas, por lo que no tuvimos problemas de barro.
Pasamos en frente del santuario y después al lado del famoso Hotel Arrupe, lugar dedicado a la espiritualidad y también a grandes negociaciones políticas.
El camino pronto comienza a subir con intención de superar las diferentes laderas que nos conduzcan hacia la zona de Zumárraga y Urretxu.
Cerca de una antigua calera comienza a llover y nos metemos en una pequeña borda con intención de ponernos la ropa de agua y sacar los respectivos paraguas.
Una vez protegidos contra la lluvia continuamos el camino. La lluvia se hace un poco intermitente durante cerca de una hora y posteriormente deja de llover hasta llegar a La Antigua, donde nos vuelve a recordar quién manda.
Seguimos el camino entre bosques y de vez en cuando echamos un vistazo a los alrededores por si vemos algo. Entre una cosa y otra ya hemos recogido media docena de níscalos recién salidos y un hongo de gran rabo.
En total para un capricho que en este caso me ha tocado a mí.
!Gracias¡
Durante todo el recorrido vemos un exceso de agua en la tierra, rebosa por todas partes, se nota que ha recibido más de la que puede filtrar.
Seguimos entre diferentes tipos de bosques y de vez en cuando oímos tiros y también nos hemos cruzado con un cazador con sus dos perros que nos dice que no ha visto nada.
Nosotros, en el fondo, nos alegramos.
Pasamos al lado de unos puestos de caza y constatamos, una vez más, la ecología del cazador en general: Vainas de cartuchos por todas partes, botellas tiradas, restos de latas, plásticos, etc.
Todo esto no hace más que confirmar la opinión que tenemos de los cazadores en general:
La mayoría son unos "escopeteros" que suben a los puestos en sus 4 x 4 y se ponen "ciegos" a comer y beber, dejando todos los restos abandonados, como el peor de los "domingueros".
Sin más continuamos camino, sin perder de vista las zonas de posibles setas para evitar perdernos alguna. Teniendo en cuenta la cantidad de agua caída, hemos encontrado bastantes.
Llegamos a un punto en el que comenzamos a bajar hacia la zona de La Antigua. Teniendo en cuenta la hora pensamos en comer en el restaurante que está al lado de la iglesia, si está abierto, y de lo contrario en las mesas que abundan alrededor y aprovechando las viandas que llevamos habitualmente.
Al llegar a La Antigua vemos que el bar está cerrado y encima comienza a caer algo de lluvia, por lo que decidimos continuar bajando hasta el pueblo y allí meternos en el primer bar que encontremos.
Llegamos al pueblo y al lado de la plaza del ayuntamiento nos metemos en un bar al lado del "batzoki". Vamos al comedor y vemos que hay muchas mesas libres e intentamos sentarnos. En ese momento sale la camarera y con una cara entre angustia y pena nos dice que tiene algunas personas esperando en la barra y que además no sabe si tendrán comida suficiente.
En vista del éxito y de las ganas de trabajar que tenían en el bar citado, salimos con intención de buscar otro bar para poder comer. A la salida nos encontramos con dos "chicas" que les había pasado lo mismo, pero como eran de la zona les decimos que si podemos ir con ellas, ya que no conocemos bares para poder comer.
Según dicen, encantadas de la vida por conocernos y además una de ellas le dice a otra amiga que ya han "ligado".
En unos pocos metros nos metemos en otro bar y está vez y sin grandes problemas nos sirven un menú del día que estaba bastante bien:
-Pencas de acelga rebozadas y en salsa y también una buena "perola" de garbanzos.
-Albóndigas en salsa y sepia en su tinta con un poco de arroz.
-Un poco de queso de postre y todo ello regado con tinto y gaseosa. (Muy recomendable la mezcla, ya que el tinto estaba "muy frío".)
Después de esto un poco de café y unas gotas de agua bendita.
Un poco de sobremesa con las chicas, que además llaman a una tercera para "fardar" del ligue que habían hecho.
En el fondo nos vino muy bien para elevar nuestra autoestima.
Todas tenían hijos y además les gustaban más los hijos que los maridos, pero no por ser sus maridos sino porque eran hombres.
En fin, hicimos unas risas y posteriormente nos separamos para dirigirnos a la estación y coger el tren que nos trajo de vuelta a Donostia.
Hemos empezado a andar enfrente del Santuario de Loiola sobre las 9 horas y hemos terminado cerca de la plaza de Iparraguirre, en Urretxu, sobre las 14,30 horas.
El tiempo efectivo que hemos utilizado en la travesía ha sido de 4 horas y 30 minutos, a una media de 3,7 kms./hora.
El tiempo dedicado a "hamaiketako", fotos, descansos y recogida de setas, ha sido de una hora, aproximádamente.
La longitud total de la travesía ha sido de 16,8 kms.
El desnivel acumulado en ascenso ha sido de 774 metros y en descenso de 519 metros.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

(20101103) Circular Eibar-Azitain-Arrate-Kalamua-Urko-Eibar.

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En el apeadero de Azitain en Eibar.
Primer paso de la virgen de Arrate.
Otra vista del primer paso.
Otra versión del paso.
Segundo paso de la virgen.
En los pasos de la virgen los hongos crecen en macetas.
Hay que tener en cuenta que estamos en Eibar.
Tercer y último paso de la virgen.
Karakate visto desde el camino de subida a Arrate.
En la cruz de Arrate.
Otra vista del monte Karakate.
Eibar desde la cruz de Arrate.
!Vaya pedazo cruz¡
Santuario de Arrate.
Al fondo Kalamua, que es a donde nos dirigimos.
Indicadores en un pequeño collado antes de Kalamua.
Cima de Kalamua.
Buzones en Kalamua.
Preparando el material para el "hamaiketako" en Kalamua.
Siguiendo en famoso dicho eibarrés: "Kalamuatik divisatzen da panorama imponentia".
Markina-Xemein desde la cima de Kalamua.
En la cima de Garagoitxi.
Restos de buzón en la cima de Arrikurutz.
En la cima de Arrikurutz.
Un amiguito que encontramos en el camino.
En la zona de Usartza.
En Ixua con el cartel indicador del camino a Urko.
Todavía nos queda un poco para llegar a la cima de Urko.
Foto de familia con los buzones de Urko.
En Urko.
Foto de familia con el consejo de administración de la zona.
El presidente del consejo a la hora de su almuerzo.
Vista parcial de Eibar desde la cima de Urko.
Otra vista de la cima de Karakate, desde Urko. Al fondo se aprecia la antena de radio y el santurio de Arrate.
En la estación de Eibar junto a una escultura de un dulzainero de Estella.
Para el día de hoy teníamos varias opciones, pero teniendo el cuenta el pronóstico del tiempo nos inclinamos por realizar ésta. Además era una excursión que me apetecía mucho, ya que me hacía ilusión volver a mis "sustraiak" y hacer una travesía completa de los diferentes montes de la zona.
Otra vez estábamos el 50 % del grupo. Uno convaleciente de sus problemas físicos y el otro, también convaleciente, por decir algo.
Teniendo en cuenta que después del cambio de hora oscurece muy temprano, intentamos aprovechar el día y quedamos citados en el tren de las 6,47 horas con dirección Eibar.
Nos bajamos en el apeadero de Azitain, que por cierto, tuvimos que andar corriendo ya que como íbamos en el primer vagón, éste se quedó fuera del anden y tuvimos que atravesar un par de ellos para poder descender al andén del apeadero. !Casi no lo conseguimos¡
!Tres hurras por mi "amigo" Arriola y su "buena labor" en el Ayuntamiento de Eibar¡
En el mismo apeadero nos preparamos y nos pusimos en marcha en dirección a la zona de inicio de la subida a Arrate, que se encuentra en la rotonda próxima al acceso a la autopista.
En ese punto comienza el camino que últimamente le han dado por llamar como el de "Andra Mariren Pausoak" o los Pasos de la Virgen.
A continuación os cuento la leyenda de los famosos pasos de la Virgen de Arrate:

"La leyenda dice que aunque la virgen se le apareció a un pastor en las inmediaciones del actual santuario, por estar alejado del casco urbano de Eibar, se quiso construir el santuario en honor a la aparición en el mismo pueblo de Eibar, en el barrio de Azitain. Sin embargo, las piedras que se iban a utilizar para su construcción, misteriosamente y siempre de noche, desaparecían de la zona de Azitain y aparecían por la mañana en el monte Arrate, en la actual ubicación del santuario. Ocurridos estos mismos hechos varias veces, la leyenda continúa diciendo que un par de "morroskos" se quedaron por la noche para vigilar y averiguar qué ocurría con la misteriosa desaparición de los materiales. Así, constataron que la Virgen, envuelta en un haz luminoso y ayudada por unos enormes bueyes, acarreaba los materiales hasta la zona del monte Arrate, haciendo por el camino 3 paradas conocidas hoy en día como los 3 pasos de la Virgen de Arrate. La leyenda finaliza diciendo que la Virgen, dándose cuenta de que había sido vista por aquellos dos "morroskos", dejó a uno ciego y a otro mudo para que nunca pudieran contar nada de lo visto a nadie. Como podéis imaginar, finalmente el santuario se construyó en las inmediaciones del monte Arrate, logrando de esta manera la Virgen su propósito."

Esta leyenda ha sido recuperada no hace muchos años y en la actualidad está explicada en las diferentes pequeñas ermitas de la subida, que son los tres pasos de la virgen. Por supuesto que la leyenda está escrita sobre cerámica hecha por alfareros eibarreses y además en euskera eibarrés. Para que os deis cuenta que en aquella época los eibarreses no tenían ninguna duda sobre el sexo de los ángeles, os pongo en conocimiento las expresiones que se utilizan para indicar cómo se apareció la virgen: El escrito dice que apareció "neska eder bat", que traducido a nuestro lenguaje actual y en castellano, equivale a decir "tía buena" y además continúa diciendo que se apareció con mucha luminosidad y como si fuese un ángel. Con lo cual podemos deducir que mis antepasados no tenían ninguna duda sobre el sexo de los ángeles.
Después de este paréntesis para contar una serie de "historiketas" que creo merecen la pena, os sigo contando la travesía.
Seguimos subiendo por el camino de los pasos y tenía el recuerdo que era bastante pendiente y efectivamente, lo era. No es largo pero es de una pendiente muy pronunciada hasta llegar a las campas de Arrate, una media de un 15% de desnivel.
Una vez en Arrate fuimos a la cruz a hacer unas fotos y después continuamos un rato por la carretera para pasar al lado del Hotel Kravelin y continuar hasta coger un nuevo sendero que nos llevase a Kalamua. Las últimas laderas de subida a Kalamua también eran de las de echar gota, aunque no son largas, sí son exigentes. Una vez en la cima aprovechamos para hacer el "hamaiketako" y sacar unas cuentas fotos ya que las vistas son muy bonitas, lo que hace que se justifique el famoso dicho eibarrés que he indicado en la foto correspondiente.
Un vez repuestas las fuerzas, continuamos el camino pasando por las cimas de Garagoitxi y Arrikurutz. En la mayoría de los montes de la zona todavía hay vestigios de trincheras de la guerra civil, lo que lleva a pensar que es una zona en la que se dieron "candela de la fina".
Una vez pasadas estas cimas tuvimos que bajar en dirección a Usartza, ya que el cresterío hace una vaguada importante para el paso de la carretera. Desde allí llegamos a Ixua y ya nos pusimos a subir a la última cima del día: Urko.
No es mucho tiempo de subida pero sí es una pendiente exigente.
!Una vez más¡
¿No sé qué pasa con las subidas en esta zona?. No son largas pero son muy pronunciadas y exigentes, parece que el "camello" suministrador de "viagra" hubiese pasado por la zona.
Una vez en la cima de Urko sacamos las fotos de rigor, vimos que compartíamos cima con varios caballos que lo habían llenado todo de sus excrementos, pero bueno, siempre es mejor eso que encontrarte con montañas de botellas de plástico.
Después de un rato contemplando las vistas nos pusimos en marcha con intención de bajar directamente a Eibar hacia la zona de Abontza o Legarre. El descenso también era muy pronunciado y además lleno de barro, lo que requería bajar despacio y con cuidado, si no querías bajar con el culo. Después de varias peripecias llegamos cerca de la civilización y pasamos al lado del caserío Arrajola para continuar bajando, pero enseguida nos encontramos que estaban haciendo obras y teníamos ante nosotros un desmonte bestial y una caída de más de 50 metros.
No podíamos pasar por el camino habitual. Lo habían destrozado y no han dejado ninguna alternativa. Volvimos cerca del caserío y decidimos que lo mejor era intentar pasar al otro lado del túnel de Arrajola y salir por el otro lado de las obras hasta Legarre. Lo tuvimos muy mal. Un pequeño sendero que existía estaba muy cerrado por las zarzas y por la falta de uso, pero al final ya conseguimos pasar a la otra ladera e intentar bajar hacia las obras. De mala manera conseguimos bajar a la carretera que sale de la variante en Legarre y poder pisar tierra firme.
Por tanto, atención a los que intenten seguir el "track" de la travesía, es mejor que a partir del caserío Arrajola cojan la primera pista asfaltada que baje y no la dejen hasta llegar al pueblo.
Una vez abajo nos dirigimos hacia la zona del frontón de la residencia Ego-gain y allí, en un banco de madera bastante cómodo, sacamos nuestras viandas y nos dispusimos a comer:
-Entrantes de "sardinillas pichardus" en varias versiones, unas en fina salsa de pomodoro y otras en finos aceites de primera presión.
-Continuamos con un "carpaccio" de "porcus ibericus", secado gracias a las brisas de las sierras extremeñas.
-Todo lo anterior estuvo perfectamente acompañando por un vino blanco de la tierra de Getaria, con uva "Hondarrabi zuri", con algo de aguja y toques florales. !Delicioso¡
Después de recoger la basura y dejar la zona mejor que la habíamos encontrado, nos dirigimos hacia la estación, no sin antes hacer una parada técnica para tomar café y un poco de agua bendita.
Desde allí a la estación para, después de sacarnos unas fotos con la estatua del dulzainero de Estella, coger el tren que no tardó en llegar y nos acercó a nuestros respectivamos domicilios.
Una excursión muy bonita y emotiva, por otra parte.
Hemos comenzado a andar en la estación de Azitain en Eibar sobre las 8,15 horas y hemos terminado en la zona de Legarre, al lado del Corte Inglés, sobre las 15,15 horas.
El tiempo efectivo utilizado en la excursión ha sido de unas 5 horas a una media de 3,1 kms./hora.
El tiempo dedicado a fotos, "hamaiketako", descansos, etc., ha sido de unas 2 horas.
La longitud total de recorrido ha sido de 15,7 kms.
El desnivel acumulado tanto en ascenso como en descenso ha sido de unos 1.100 metros.