Foto de familia.

Foto de familia.
Ascensión a La Aguja Letour. Alpes franceses.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

(20171220) Circular por Artikutza desde Eskas.

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Desvío izquierda e inicio sendero de PR.
 Avanzamos por cómodo sendero en el bosque.
 Continuamos por el bosque.
 Tenemos agua por todas partes.
 Atravesando el primer puente.
 Dispuesta la foto por si las caídas.
 El resto no pierde detalle.
 Cerca del segundo puente.
 El segundo puente.
 Más bosque.
 Cascada de Erroiarri.
 Otra vista.


 De lejos y entre árboles.
 Seguimos por bosque.
 Llegamos cerca del poblado y nos dirigimos hacia el embalse.
 La presa del embalse.

 Se pretende vaciar el embalse.

 Vista parcial del embalse.     Todavía tiene bastante agua.
 Antiguo lavadero en el poblado de Artikutza.
 Lavadero.
 En el poblado.
 Artikutza.
 Artikutza.
 Juguetes mecánicos funcionando con fuerza hidráulica.

 El antiguo "ostatu", hoy refugio libre.
 Una pequeña torrentera.

 Seguimos entre bosque.



 Nos desviamos hacia las ruinas del antiguo cargadero.
 Antiguo local de mantenimiento de locomotoras.
 Canales para el agua de las plataformas.

 Estamos en el antiguo camino del ferrocarril.

 Unas muelas de molino en la ladera.
 Promontorio del primer mirador.
 En plena observación.
 Segundo mirador.


 Seguimos en el camino del tren.
 Pequeña "erreka".


 Bosque.

 Llegando a Eskas.
 Edificio de la Casa del guarda en Eskas.

Para el día de hoy hemos decidido disfrutar por la zona de Artikutza dando una vuelta muy agradable desde la zona de Eskas (Casa del guarda) bajando al poblado de Artikutza,  para después subir por el camino del antiguo ferrocarril minero.
Prácticamente es el mismo recorrido que la PR-NA-124. 



Artikutza no ha sido siempre tan bella como hoy la conocemos. 
En el siglo XIII, era propiedad de la Colegiata de Santa María de Roncesvalles que explotaba directamente o arrendaba ferrerías, derechos de producción de carbón, extracción de mineral, aprovechamiento forestal y de pastos para el ganado, siendo visibles aún, los mojones con el símbolo de Roncesvalles en los edificio o limites de Artikutza, entonces llamado Anizlarrea. 


A comienzos del siglo XIX los diferentes gobiernos liberales impulsaron un proceso desamortizador de los bienes de la iglesia y las órdenes religiosas.       Desde entonces la finca va cambiando de propietarios quienes explotan los terrenos y se construye un ferrocarril minero. 
A comienzos del siglo XX, crece la población de San Sebastián,  ésto hace que la ciudad necesite un mayor abastecimiento de agua para sus residentes y visitantes. 

Los manantiales de Artikutza alimentaban las aguas que luego surtían la capital guipuzcoana.
En enero de 1919 el ayuntamiento de San Sebastián compra por 3.200.000 pts.  la finca de Artikutza. 
La adquisición por parte del ayuntamiento donostiarra, convirtió Artikuza en el Edén boscoso que conocemos actualmente, gracias a que se  prohibió el ganado, la pesca y la caza. 
También se restringió el acceso a la finca.
Se hizo una gran reforestación para paliar la degradación de los bosques provocada por la minería y la explotación maderera. 

La conservación de los bosques servía para mantener el agua en óptimas condiciones de pureza. 
La presa de Artikutza se construye entre 1950 y 1960, embalsando las aguas del río Enobieta.


La finca de Artikutza cuenta con 3.645 hectáreas, de las cuales 2.893 son de frondosas; 381 de coníferas; 355 de forestal no arbolado; 86 de agua;  y las 16 hectáreas restantes corresponden a espacios productivos. 
Presenta un privilegiado paisaje vegetal, con predominio de formaciones arbóreas autóctonas -hayedos, robledales- sobre otras especies introducidas, como el pino silvestre o roble americano, que cobijan a diversas comunidades faunísticas.

Su fauna también es abundante.         Reptiles, corzos, ardillas y aves de diferentes características pueblan el territorio.         

Junto con la belleza natural, los visitantes pueden disfrutar de un recorrido por la historia, ya que son abundantes los restos prehistóricos que se conservan en este enclave donostiarra.

Viejos trazados de ferrocarriles mineros, minas, ferrerías y molinos salpican aquí y allá la finca; merced a las medidas proteccionistas del Ayuntamiento de San Sebastián, se puede disfrutar de una naturaleza exuberante cercana a la urbe.



Iniciamos el recorrido desde el parking situado al lado de la casa del guarda en Eskas y después de recorrer unos 100 metros carretera abajo nos desviamos a la izquierda por un sendero que está indicado como Barrio de Artikutza y también como PR-NA-124.

Comenzamos a bajar entre magnífico bosque hasta la zona de Erroiarri,  atravesar dos pequeños y rústicos puentes que nos ayudan a cruzar Bianditzeko erreka y Argarateko erreka.
Un poco más adelante nos asomamos un poco para contemplar la bonita cascada que forma Erroiarriko erreka.              Aprovechamos los diferentes puntos de vista para sacar algunas fotos sobre la cascada.

Continuamos nuestro camino hasta que llegamos a las proximidades del embalse de Artikutza. 
Nos desviamos unos metros para llegar hasta la pared de la presa y poder comprobar el estado del nivel de agua y la forma en la que desaguan,  ya que parece que la intención es la de vaciar totalmente el vaso del embalse por estar en la actualidad en desuso.
Volvemos sobre nuestros pasos y enlazamos con la pista que en pocos minutos nos conducirá hacia el poblado de Artikutza.

Precioso, silencioso y con gran encanto.            Aprovechamos la zona libre del antiguo "ostatu" para ponernos un poco cómodos, resguardarnos del frío y a la vez comer algo de fruta y también frutos secos.
El pequeño refugio/aterpe está muy bien, con mesas, fregadera, WC, cubos para la basura, máquinas de café y bebidas, etc., etc.      Es un auténtico lujo para un día con climatología adversa.
A los pocos minutos nos ponemos en marcha nuevamente con intención de volver al punto de inicio,  pero por el camino del antiguo ferrocarril minero.

Seguimos unos pocos metros por la carretera y rápidamente nos desviamos hacia un sendero que sube en pronunciada pendiente. 
La cuesta se hace notar hasta que poco a poco se va suavizando,  ya por la zona de Atsegin Soro.
Pasamos al lado de una bonita torrentera con abundante agua y un poco más arriba y en una curva en la que nos encontramos con unos carteles indicadores, dejamos el camino de la PR y avanzamos por el mismo unos metros hasta que llegamos al antiguo cargadero del ferrocarril en donde podemos ver todavía restos de los antiguos edificios para mantenimiento de las locomotoras,  así como la zona en la que se realizaban los cambios de vagonetas en un plano inclinado importante,  en el que se utilizaba el agua como contrapeso.

Es muy curioso contemplar la forma en la que subían y bajaban las vagonetas un importante desnivel,  ayudadas por contrapesos de agua.
Esta es un poco la pequeña historia del ferrocarril minero:


La riqueza forestal y minera de Artikutza requirió buenas comunicaciones para mejorar su rentabilidad.       Esto fue posible por la conjunción de dos trazados de tren diferenciados:

A) Una vía estrecha,   establecida antes de 1897, entre los montes de Elama hasta Oronoz y desde allí mediante tracción animal partía otro tramo con varias inversiones de marcha en ziz-zag para ascender al alto de Eskas.

B) En 1898 fue establecida una línea minera de ancho 600 mm.,  la de mayor longitud del país en ese ancho de vía.         Esta línea discurría desde las minas de hierro de Elama,   utilizando un plano inclinado, hasta llegar a las canteras de Karrika,   mediante otros dos planos inclinados en la vertiente de Oiartzun.

El recorrido total entre Artikutza y Errenteria era de 28,5 kms.,  mediante ancho de 600 mm.  con tramos de vía desmontables tipo Decauville.          Comenzaba en Elama, atravesaba el barrio de Artikutza, subía hacia Eskas a través de un plano inclinado hidráulico superando la cima de Bianditz por un túnel;     en ese punto entraba en el municipio de Oiartzun.
En otros dos planos inclinados descendía hacia Zaldin y, de ahí, llegaba al arroyo de Zorrola. 
Su itinerario alcanzaba la máxima de 675 m. en el túnel de Bianditz, y la mínima de 10  m. en la estación de Renteria.
Las canteras de Karrika contaban con unas instalaciones de machaqueo de piedra en Gabierrota,   junto a la estación del Norte en Rentería.

En 1903 el ingeniero Tomás de Erice,  proyectó la unión con Oiartzun y Artikutza, por encargo del Conde de Aldama, mediante un itinerario donde se contempló establecer un túnel de casi 1000 m. bajo el Uzpuru, que nunca se caló,  alcanzando la línea la estación de Norte en Renteria a 9,2 Km de la cima de Artikutza.

Finalmente se contemplaron cuatro túneles menores,  el primero de ellos el de Bianditz. 
La unión entre ambos tramos se llevó a cabo el 18 de octubre de 1905,  gracias al plano inclinado de San Rafael, con contrapeso de agua en Artikutza, que permitió abandonar el sinuoso camino en zig-zag,  donde las vagonetas  tiradas por bueyes desde el puente de Oronoz, vencían  la divisoria de Añarbe y Oiartzun desde Artikutza.

El ferrocarril dejó de funcionar en 1917.          En su mejor época transportó 48 toneladas diarias, 12 toneladas por viaje.            Evidenciando que estas inversiones no fueron rentables desprendiéndose de ellas,  adquiriendo el Ayuntamiento de San Sebastián por 3.500.000 pts. las instalaciones de Artikutza, aprovechando sus captaciones de aguas para el suministro doméstico de la capital. 
Siendo adquirido el tramo ferroviario desde las canteras de Karrika y la estación de machaqueo de Rentería, por la Diputación  Provincial de Guipuzcoa, con el objeto de contar con un buen suministro de piedra de machaqueo destinada a las vías provinciales.
Estas instalaciones pervivieron hasta los años cincuenta. 
Al ser adquirido por el Ayuntamiento de San Sebastián el valor del ferrocarril y sus instalaciones fijas, se cifró en 131.356,28 pesetas.
Su funcionamiento transcurrió entre 1905 y 1917, mediante 4 locomotoras de vapor, siendo conocido en la zona “como el tren de los franceses”.

El túnel de Bianditz fue restaurado y recuperado en 2013. 



Volvemos nuevamente al camino y seguimos avanzando pero ahora por el camino que corresponde al antiguo trazado del ferrocarril.
Continuamos avanzando mientras contemplamos el magnífico bosque y también pasamos al lado de un par de miradores sobre el valle.
Unas cuantas fotos y seguimos avanzando hasta que poco a poco enlazamos con la carretera y llegamos al punto de inicio. 


Una vez al lado del vehículo aprovechamos unas piedras y algunos bancos de madera para sacudirnos un poco el barro de las botas y ponernos un poco más cómodos.        Como todavía teníamos bastante tiempo, el amigo Juanmari hace acto de presencia con un par de termos de caldo calentito.
!!!!Genial, sensacional, fantástico¡¡¡¡........, no hay palabras para agradecer la experiencia de un buen caldo caliente para eliminar el frío.
Ya un poco más repuestos en cuerpo y alma, nos dirigimos hacia la carretera de Astigarraga para poder comer un buen menú del día.

Nos atienden muy amablemente,  aunque hemos tenido que esperar un poco entre plato y plato.
Mientras tomamos un pequeño aperitivo elegimos los platos a degustar:
-Como primeros platos pedimos cocidos madrileños de garbanzos.   (Garbanzos, berza, boniato, pollo y sucedáneo de jamón)     (Frío, soso y con los garbanzos duros)
-Otros degustan una especie de timbal de verduras que en el plato se convierte en una ensalada verde de brotes y hojas de canónigos.      (Sin más).
-El último opta por un tomate relleno.      A juzgar por su expresión no creo repita este plato.
Como segundos y salvo un comensal que elige un estofado de conejo, el resto pide:
"Paleta de cerdo ibérico a la plancha tipo gallego y con pimentón de la Vera."
Le sobra nombre y la falta sustancia.      
El plato se traduce en un par de lonchas de no muy buen lacón con algunas patatas cocidas (no panadera) con pimentón.
Unos postres normales, cafés y "digestives" variados.
Hemos acompañado la comida con sidra, agua y un tinto del año procedente de Yepes (Toledo) cuya composición era a base de Tempranillo y Cabernet Sauvignon.       
Buenoooo..........., no hemos utilizado "gure gaxeosie".
Un poco de sobremesa y nos ponemos en marcha para volver a nuestros respectivos domicilios.



El recorrido es muy agradable y no tiene ninguna dificultad. 
A pesar que el camino está bastante bien marcado, siempre es recomendable la utilización de GPS con un buen "track".

Hemos comenzado a andar desde el parking de la Casa del guarda de Eskas sobre las 8 horas y 21 minutos y acabado en el mismo sitio sobre las 12 horas y 50 minutos.
El tiempo dedicado exclusivamente al recorrido ha sido de unas 4 horas a una media de 3,3 kms./hora.
El tiempo dedicado a descansos, fotos, "hamiketako", etc., ha sido de unos 27 minutos.
El desnivel total acumulado tanto en ascenso como en descenso ha sido de unos 438 metros.
La longitud total del recorrido ha sido de unos 12,3 kms.


Para llegar a la zona de Eskas hemos utilizado la N-I hasta Errenteria y después en el desvío hacia Oiartzun y tomar la GI-3631 y continuar por ella para pasar por el Barrio de Altzibar-Karrika y continuar subiendo hasta llegar a la Casa del guarda en Eskas.

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